Vicaría de Evangelización

La Iglesia de Cartagena lleva 2000 años evangelizando y existe para evangelizar. El Espíritu Santo ha sido el protagonista de su fecundidad y nos sigue acompañando ahora en nuestra tarea evangelizadora, y enriquece al Cuerpo de Cristo con multitud de dones y carismas para bien de la humanidad y mayor gloria De Dios. Hemos de constatar que estamos sembrando con generosidad el Evangelio, pero que es necesario un nuevo instrumento (la VE) que ayude a que la cosecha de cristianos y de evangelizadores sea mayor.

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La Vicaría Episcopal de Evangelización (VE) es el organismo oficial del Obispo de la Diócesis de Cartagena para animar, orientar, coordinar y apoyar la acción evangelizadora de la Diócesis de Cartagena. Es la llamada a todos los fieles por parte de Obispo para iniciar una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del Evangelio que llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesucristo (Cfr. EG 1). Está vicaría busca ayudar a la conversión pastoral de todos los organismos diocesanos y a facilitar un giro pastoral para que seamos una Iglesia en salida y misionera. Es la presencia vicaria del Obispo en el campo de la evangelización, y por lo mismo realiza su servicio bajo su dirección permanente y en comunión con el Consejo Episcopal de la Diócesis.

Es fundamental que antes de iniciar el camino sepamos cuál ha de ser la meta. Si hacemos un Primer Anuncio Misionero y tenemos frutos puede ser muy frustrante no poder ofrecer a los cristianos espacios adecuados en los que vivir y alimentar su fe, y misiones en las que ejercer el apostolado. En  muchas Diócesis, especialmente en América latina, se ponen en marcha junto con los nuevos movimientos, procesos catecumenales dirigidos desdeña propia Diócesis. Yo creo que la riqueza de movimientos presentes en la Diócesis de Cartagena complementada con una difusión amplia de la Acción Católica General sería lo más adecuado. Parra ello sería necesario facilitar el conocimiento de los movimientos y su aprecio a los pastores y fieles, además de estimular a todos a vivir en comunión bajo el servicio del Obispo Diocesano.

Podemos pensar, siguiendo una lógica de la economía del consumo, que nuestras parroquias están perdiendo gente simplemente porque nuestros fieles - clientes no están siendo suficientemente atendidos y porque nuestra “línea de productos” no es lo suficientemente buena. Pero este cambio no es suficiente y además,  la cultura del consumo destruye la vida de las comunidades eclesiales porque hace que las personas se vean afectadas superficialmente por nuestras acciones pastorales y genera una dinámica en la que continuamente exigen cosas constantemente. No se trata sólo de trabajar más, sino que nos preguntemos ¿qué está impidiendo a nuestras parroquias o organismos crecer? Hemos de tener en cuenta que la voluntad d eDios es el crecimiento; Dios espera que demos fruto, por lo tanto hemos de preguntarnos qué estamos haciendo mal y buscar nuevos estilos que nos hagan avanzar.